No era capaz de parar el ruido de mi cabeza. Estaba en constante movimiento, era un flujo constante de pensamientos, lo cual me producía mucha ansiedad y malestar; la vida se me hacía muy pesada y yo estaba siempre triste y deprimida.
En mi caso había muchos frentes que solucionar e Inés se puso manos a la obra. No podía
abordarlos todos de golpe tal y como yo pretendía. Para ello, primero tuvo que ayudarme a trabajar mi impaciencia. Una vez que consiguió eso, los fue abordando poquito a poco con Flores de Bach, de California y con Descodificación biológica. Las flores me sirvieron para recuperar la calma y trabajar patrones a nivel molecular dentro de mí. Arreglar esos
patrones me permitió cambiar mi comportamiento y actitud frente a la vida. Y lo acabó de rematar con Descodificación biológica, que resultó espectacular para cambiar creencias y sanar las heridas de mi niña interior (yo nunca conseguía llorar y al hacerme la descodificación, no solo me puse a llorar sino también a temblar y pude sacar todo lo que me hacía daño para perdonarme y sanarlo).
Antes de empezar con Inés era bastante escéptica en cuanto a estas terapias pero fue tratarme con ella y pensé que la pena había sido no haberla conocido antes. Es una gran profesional, con gran sentido de la intuición y conexión y acaba descubriendo qué necesitas en todo momento para sanar todo lo que requiere ser sanado.
Estuve muchos años con ella porque yo tenía mucho que sanar, desde el 2009 al 2016. Pero la verdad es que valió la pena. Ahora sé cómo enfrentarme a los envites de la vida y de los cuáles nunca se sale ileso, pero sí he aprendido a levantarme después de las caídas y seguir caminando con el corazón y la mente en paz.